En esta novela dramática basada en un hecho real que aconteció en la Islandia del siglo XIX, la autora, con una prosa pausada y fría, como el paisaje donde se desarrolla, nos presenta una historia que atrapa desde la primera página.
Alternando la voz de la protagonista, con las voces de los personajes que la rodean, se van reconstruyendo los hechos, que nos conducirán a un temido desenlace. El contraste de voces, por una parte nos hace sentir en la piel de la protagonista, su miedo a morir, la desesperación de sentirse juzgada, acorralada, obligada a vivir en la incertidumbre… y por otra, percibimos cómo van cambiando los sentimientos de diferentes personajes, quienes en medio de su frialdad empiezan a ver, escuchar y conocer a la persona a quien habían juzgado y condenado de antemano.
La historia, muy bien documentada, con una magnífica ambientación y personajes bien perfilados, se desarrolla en un ambiente lóbrego y opresivo, pero tiene brillantes reflexiones sobre la angustia, la culpa, la esperanza, la injusticia… Y la autora transmite con maestría los sentimientos de impotencia y dolor que embargan al lector.
Una novela dura, conmovedora y perfectamente narrada, que deja huella.
hace 5 años
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