La historia se desarrolla en una pequeña aldea irlandesa durante los años 1825-1826. Un ambiente rural en el que abunda la escasez –parece como si solo se alimentasen de patatas– y la ignorancia, y cuyos habitantes han asimilado en sus costumbres las creencias y supersticiones del folclore mágico irlandés. Así, incluso conviven paralelamente con espíritus a los que culpan de las adversidades y de los hechos extraordinarios.
Encontramos, entre otros personajes, a Nóra Leahy, viuda desde la primera página y con su pesadilla particular; a Mary Clifford, una adolescente contratada por Nóra para ayudarla; y a Nance Roche, una anciana curandera capaz de aliviar los males cotidianos, y los que no tienen una explicación racional, con sus rituales y conocimientos de remedios herbales. Pero el padre Healy, el nuevo cura, está decidido a erradicar la superstición de la aldea, una lucha ardua para la religión cuando las creencias están integradas en la comunidad desde hace siglos.
Una serie de desgracias y malos augurios se suceden en el lugar hasta desencadenar una situación insostenible que terminará en tragedia. La novela se basa en hechos reales que acaecieron en Irlanda en el siglo XIX, sobre los que la autora se documentó ampliamente, y describe la vida rural de la época, además de rescatar aspectos muy interesantes del folclore irlandés.
La prosa es descriptiva y evocadora –la naturaleza es un personaje más y muy vivo–, y tiene también abundantes diálogos. Es una delicia de leer. El ritmo es pausado, para disfrutar la excelente ambientación y acompañar a las protagonistas a lo largo de las páginas.
Formidable novela la de esta autora australiana, que ya se sitúa como una de mis mejores lecturas del año. Una lectura muy entretenida e interesante que sin duda recomiendo.
hace 6 años
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