"Rey Don Pedro" discurre en el siglo XIV español, en el marco histórico de la Guerra de los Cien Años y la Peste Negra. Pedro I de Castilla, llamado el Cruel por sus adversarios y el Justiciero por sus seguidores, muere asesinado por su hermano Enrique de Trastámara con la ayuda del mercenario Beltrán Duguesclín, que interviene en la lucha cuerpo a cuerpo entre ambos hermanos cuando Pedro estaba próximo a vencer. Una vez muerto, Don Pedro recuerda su vida, desde el lejano día en que heredó el trono hasta el momento de su propia muerte. En ese estado de tormentosa lucidez, en el que es capaz de recordar su pasado con detalle, no puede contemplar el presente, ni reencontrarse con sus hijos muertos, ni con María de Padilla, que había sido el gran amor de su vida, la única compensación en una existencia pródiga en violencia y traiciones. Cuando hereda el trono Pedro tiene dieciséis años, y su madre, Isabel de Portugal, despechada por las múltiples infidelidades de su marido, envenena la conciencia de Pedro contra la que fuera su rival y amante de su marido, Leonor de Guzmán, y contra sus diez hijos bastardos. El amante de su madre se convierte en valido del rey y en el verdadero inspirador de su política, tanto en el interior como respecto a la Guerra de los Cien Años, que lo alejará de su aliado natural, Inglaterra, para acercarlo a Francia, llegando a pactar un matrimonio de conveniencia con Blanca, sobrina del rey de aquel país. La juventud de Pedro transcurre en medio de numerosas conquistas sexuales y continuos duelos de armas; su temperamento lo lleva a poner en riesgo su vida y a despreciar las tareas de estado. En "Rey Don Pedro" el protagonismo no está en las batallas o las acciones caballerescas sino en la introspección del rey. Pedro vive una infancia con un padre ausente cuyo cariño es para sus hermanos bastardos, una juventud dominada por el odio de sus adversarios y la traición de su madre, y una madurez en la que no conoce más que algunas semanas de paz a lo largo de casi veinte años de reinado.