Un chico se levanta una mañana y se encuentra con que todo está descolocado. Nada ocupa el lugar que ocupaba anoche y en el que esparaba hallarlo al despertar. Y lo peor es que no tiene ni la más absoluta idea de cómo recolocar las cosas. Esta es la situación del protagonista de Naíf. Super… Con la ventaja de disponer del colchón económico de su hermano, este veinteañero detiene su vida para intentar replantearse si realmente debe recolocar las cosas o si hay que dejarlas como han quedado hasta el fin del tiempo, por ejemplo, hasta que colapse el universo. La novela navega pausadamente entre reflexiones sobre nuestra capacidad para hacer algo con la vida; sobre quienes somos y quienes podríamos ser; sobre la posibilidad real de relacionarnos con los demás. Y todo con un tono ingenuo, suave y amable, casi infantil, lo que la convierte en una obra entretenida y simpática, pero nada superficial. Y una buena oportunidad para acercarse a la literatura noruega.
hace 10 años