La vida, más que vivirla, hay que sobrevivirla. La batalla comienza en el momento en que uno descorre la persiana, a veces con la certeza de que volverla a bajar no resultará suficiente tregua. El que más o el que menos, como los personajes de estos relatos, ha aprendido a vivir a la defensiva, a llenarse las mangas de ases incluso en los momentos de bonanza, por lo que pueda pasar. Cada una de estas doce historias es el ajuste de una coraza, un antídoto contra una mordedura, la crónica de un duelo particular, secreto, contra la adversa realidad: un profesor intenta sobrevivir a un romance frustrado acogiéndose a las teorías de un matemático de Alejandría; un oficinista roba bolsos para paliar su soledad, otro busca el amor paseando a su perro; un escritor vende su alma al diablo por la novela del siglo; un hombre naufraga en un sillón de orejas; el paso de una bella bailarina hace que todo un pueblo se una para no olvidarla. Heridos, estafados, ninguneados en los repartos de felicidad, cada personaje encuentra su manera de hacer más llevadero el ejercicio de vivir, cada uno escoge sus métodos de supervivencia.