Un libro corto que se lee rápido y que supone una excelente aproximación al que probablemente haya sido el mejor guionista de nuestro país. Nada escapa a la mordacidad, ironía y humor negro del gran Rafael Azcona. Ideal para una tarde de domingo desenfadada. Su mayor virtud es que se lee tan fácil y es tan entretenido como los dominicales que leemos después de comer.
hace 14 años