Los dos primeros cuentos, "La tía de América" y "La muerte de Stalin", son el retrato satírico de una población como la siciliana, dejada de la mano de Dios después de la segunda guerra mundial, y dividida entre las edulcoradas promesas del American Way of Life y la gran esperanza comunista. "El quarantotto", sinónimo en Sicilia de desorden y barullo, nos sitúa en 1848, año en que llega, con el creciente espíritu de unificación y nacionalismo, la "revolución" a un pueblo perdido de la isla italiana. Finalmente, "El antimonio" acerca inesperadamente, debido a las nefastas circunstancias de la época, Italia a España : un minero italiano, llevado por la necesidad y el hambre, se ve obligado a enrolarse en las filas fascistas que luchan durante la guerra civil al lado de Franco.