Requiere un verdadero esfuerzo. Es una angustiosa letanía de desgracias y maldades que se hace insoportable, para terminar del modo más fácil dramáticamente y más descorazonador. La exposición de desgracias es de tal magnitud, que pierde veracidad y deprime como pocas veces me ha deprimido un libro. En mi opinión, tiene méritos en la construcción de un personaje desesperante, pero cuyas acciones no pueden reconocerse en la vida real. Un verdadero castigo, por muy bien juntadas que estén las palabras, porque a la postre no llevan a ninguna parte más allá de confirmar lo que se adivina desde el inicio: que la pasividad no lleva a ninguna parte.
hace 2 meses