Un códice del botánico y médico Dioscórides (siglo I d. C.) acrecienta y ordena la ciencia médica y la botánica aprendidas en Plinio y Kratevas. Este códice fue adulterado por las innumerables versiones y copias medievales –latinas y árabes– hasta que, en el siglo XVI, Andrés de Laguna, segoviano, aventurero, traductor de Galeno y médico del papa Julio III, lo deja, fiable y enriquecido, en versión castellana. Antonio Gamoneda recoge el Libro Sexto, acerca de los venenos mortíferos y de las fieras que arrojan de sí ponzoña de Dioscórides, más las notas y comentarios de Laguna; consciente de que el tiempo ha convertido la ciencia en poesía, persiste –como sus usuarios medievales– en «la corrupción del texto» reescribiéndolo con sensibilidad actual. La trama, basada en fuentes científicas, históricas y legendarias, se nos expone así a tres voces, y el bello catálogo de tósigos alcanza la posibilidad, entre otras, de ser leído como una narración cuyos personajes, además de los humanos, fuesen las plantas, las bestias de la ponzoña, los humores y las sustancias, todos ellos armonizados por la energía poética de un lenguaje admirable.