La Gran Guerra provocó la muerte de cientos de miles de soldados ingleses. Rara era la familia que no había perdido a algún miembro durante el conflicto; incluida Violet Speedwell, la protagonista de esta historia, que aún llora la pérdida de uno de sus hermanos y su prometido, Laurence.
No rehace su vida y busca trabajo como mecanógrafa para una compañía de seguros. Su única salida para escapar de una madre dominante y agorera es solicitar un traslado de oficina a Winchester y alquilar una minúscula habitación en la que empezar una nueva vida.
Buscando no sentirse tan sola, se une al grupo de bordadoras de la catedral. Junto a ellas aprende que una hebra de hilo puede cambiar una vida.
Las mujeres de Winchester, de Tracy Chevalier, es una preciosa novela ambientada en buena parte en la la catedral de Winchester. Un lugar soberbio en el que las vidrieras góticas apenas dejan vislumbrar las historias que encierran sus muros construidos por Guillermo el Conquistador y salvados por un buzo décadas atrás.
En la catedral, Violet encuentra la paz que había perdido. La concentración que requería el bordado de cojines y reclinatorios y la estrecha amistad que entabla con algunas de las mujeres del grupo le ayuda a recuperar su pequeño lugar en el mundo.
También a darse cuenta de que no es la única mujer con problemas en la ciudad. Tantas pérdidas en la guerra han convertido a muchas mujeres en “sobrantes”, con pocas opciones de casarse y sin más futuro que cuidar de sus padres, para convertirse luego en una carga que habrán de sobrellevar sus hermanos casados.
Violet es un personaje que te gana desde las primeras páginas. Es una mujer luchadora, que no teme saltarse las estrictas convenciones sociales buscando algo de felicidad. Para ello no duda en enfrentarse a su madre, su casera e incluso a su jefe.
Al hilo de la historia de Violet, la autora trata un tema delicado: el de la homosexualidad. Y lo hace mostrándonos que si ya es un tema complicado hoy en día, a principios del silgo XX era algo imposible de aceptar por una sociedad rígida y totalmente sometida a la moral católica.
Una novela intimista y cautivadora, protagonizada por una mujer que intentó encontrar la felicidad a su manera, desoyendo las rígidas convenciones sociales y dejándose guiar por su corazón y el tañer de las campanas. (Ana García, 18 de mayo de 2020)