La autora tuvo una buena idea para escribir una novela , visualizó un bonito final y se lanzó rauda a llegar cuanto antes a la meta. El final está bien; el resto, no. Son tres historias que se presentan en modo apresurado, sin ninguna profundización, a la busca del efecto pretendido. Historias, además, en donde todo es extremo y plano, sin el mínimo matiz. Los ambientes horrendos son muy horrendos; las injusticias son tremendas injusticias; el coraje es un coraje nunca visto. Todo es extremo para tapar la falta de reflexión, madurez y finura. Al menos, el relato localizado en India resulta interesante por la información que aporta sobre las castas. El ambientado en Canadá es una pura caricatura, con una mujer tan obsesionada con su trabajo que disimula el cáncer que sufre (¿de verdad alguien puede disimular el cáncer?). Por último, el relato de Sicilia produce sonrojo; parece escrito por un/una adolescente. Peca, además, de una falta de sentido notable: la protagonista pretende mantener en secreto su romance con un inmigrante hindú pero se encuentra todos los días con él en la biblioteca, dan un largo paseo hasta una gruta donde hacen el amor apasionadamente. Ya ven, todo muy secreto. Después, vuelve al taller como si nada (me pregunto dónde se habrá aseado después de haber vivido su amor sobre la arena/tierra). La debilidad de la narración se nota en algunos detalles contradictorios, como por ejemplo: se dice que el amante de la protagonista "no es un hombre hablador" pero ya en el primer encuentro le narra toda su vida, "paradoja" que se repite en posteriores episodios. El relato contiene hasta errores de coherencia; fíjense qué frase: "...dice que se le ha pinchado la rueda de la bicicleta. No es verdad, a la bicicleta no le ha pasado nada. Es su alma la que está a punto de zozobrar". Dejando a un lado el cuestionable gusto de la equivalencia, tendría que ser "es su alma la que ha pinchado una rueda". Sutilezas a un lado, el resumen es este: buena idea, patética ejecución.
hace 2 meses