La sensación que tiene uno al leer esta joyita rusa, es de haber abierto por un momento una pequeña ventana a ese fascinante mundo ruso decimonónico; pero lo bueno de verdad viene de la peculiar visión y de la genial prosa de Leskov, que con un humor fino, unos personajes creibles, y un ritmo perfecto, nos muestra ilusoriamente un canto al orgullo ruso y a su vez una crítica nada velada a las desigualdades y contradicciones de la rusia zarista. Si todo ello se adereza de la bella edición, aunque algo cara, y de ese sabor de leyenda rusa, el encanto merece el paseo hasta la librería para disfrutar de este breve pero bello relato.
hace 16 años