El mundo tal y como lo conocemos desapareció hace mucho tiempo. Ionah jamás ha visto otra vida que la del desierto, donde ha crecido con la única compañía de su madre. Ambos han sobrevivido en medio de la nada, abasteciéndose de un pequeño pozo, un huerto, algunas trampas para lagartos y todos los sueños que dejaron atrás. Pero en su mundo asolado, en el que ni tan solo la lluvia perdura, hay cosas peores que el calor, el hambre o la sed: el silencio que envolverá a Ionah cuando demasiado pronto tenga que enfrentarse solo al mundo. Ionah aprenderá a sobrevivir con las historias de su madre como única ancla en la civilización. Pero pronto tendrá que mirar de frente a su destino y tomar una decisión: seguir en su cobertizo o ir más allá de las dunas que lo rodean, donde le esperan incontables peligros aunque también compañía y la posibilidad de entender qué ha llevado al mundo hasta aquí. Un relato que, como las mejores fábulas, nos cuenta una historia de crecimiento y de exploración de los límites de la condición humana, donde se demuestra que la voz interior de un niño puede llegar a ser más fuerte que las tormentas de arena.