Secuela de “Lobos”, que hizo saltar a la fama a su autor, en “La hipótesis del mal” -que se puede leer independientemente, sin necesidad de haber leído previamente “Lobos”- nos encontramos de nuevo con la agente de policía Mila Vasquez que trabaja en el Limbo, como se conoce a la oficina de personas desaparecidas. Su modo de trabajar es peculiar y distinto al del resto de la policía, pero un día se solicita su colaboración para resolver un caso de asesinato en masa cuyo autor es un “desaparecido”. Ese es el hilo argumental de la novela, los asesinatos empiezan a encadenarse, sus responsables son siempre personas que desaparecieron hace años y que van dejando pistas para que se descubra su identidad y continuar la cadena de muertes. Cuando Mila relacione los hechos actuales con otros del pasado se pondrá en contacto con otro agente, Simon Berish, coprotagonista del libro. Lo que inicialmente parece una historia de asesinatos por venganza irá transformándose a los ojos del lector; el autor juega con las palabras, mezcla pasado y presente y nos muestra un submundo misterioso y peligroso, incluso para los protagonistas. Cabe destacar como Carrisi expone también el lado oscuro de los personajes, en especial de Mila, personaje complicado donde los haya y que sería digno paciente de un psiquiatra. Tampoco Berish es un policía al uso, pues es un paria rechazado por sus compañeros. Se trata de una novela de suspense con un ritmo trepidante, la trama se complica a lo largo de las páginas y la intriga se mantiene hasta el último momento. Su lectura resulta adictiva, de esas que no puedes soltar hasta terminar. E incluye un enigmático final que parece prometer al lector una continuación. Recomendable para los amantes de novela negra y thrillers. (Esther Rodríguez)
hace 9 años