La protagonista de La hija extranjera –nacida en Marruecos pero criada en Cataluña– adora leer, acaba de terminar el instituto y ha obtenido un resultado brillante en la selectividad. Sin embargo, su futuro no se presenta nada claro, pues debe elegir entre continuar sus estudios o aceptar un matrimonio concertado con un primo suyo. La joven está atrapada entre dos mundos, pues la barrera cultural y lingüística con su madre es significativa. El precio de adaptarse a los deseos de su madre, de asumir esa tradición como propia, implica sentirse sometida y ver como sus sueños y aspiraciones se desdibujan. La hija extranjera es un relato maduro, personal e intimista. Y, como no podía ser de otra manera, narrado en primera persona, a modo de monólogo interior. Un aspecto curioso es que, a pesar de ser conocedores de sus miedos y pensamientos más profundos, en ningún momento llegamos a conocer el nombre de su joven protagonista. Así pues, La hija extranjera es una suerte de novela de iniciación marcada por el peso de las raíces y la dificultad de la adaptación a una cultura diferente; por la imposición de una forma de vida que considera ajena, pero también por la esperanza y por el anhelo de encontrarse a sí misma. Esta hija extranjera emprende un viaje interior hacia la madurez que merece la pena compartir. (Ana Rayas)
hace 9 años