Es una colección de relatos nominada en su día (1995) al National Book Award. Narrados con gran maestría e impecable lirismo, recorren las páginas de estos cuentos una multitud de voces que captan con fidelidad y ternura las tensiones íntimas de la vida en Haití, en Nueva York, o en el difícil tránsito de la huida. Impregnada de los mitos y el folklore haitianos, la autora propicia el transvase de la tradición heredada al plano de la contemporaneidad. De su mano, el lector, más que leer, oye testimonios de mujeres que pertenecen a diversas generaciones. Todas ellas dan muestra de gran fuerza y lucidez, y al concluir el libro se comprende la paradoja e ironía del sentido más profundo encerrado en estos cuentos: lo que se ha dejado atrás tenía tanto o más de infierno que de paraíso. No es posible regresar al tiempo de contar historias. El reto que conjuran hoy estas mujeres al decir "¿krik? ¡krak!" es el de entrar de lleno en el laberinto de la modernidad.