En Gallinas de madera confluyen dos textos que giran en torno a dos de los grandes escritores del siglo xx: Bohumil Hrabal y Alain Robbe-Grillet. En el primero, titulado «En las playas de Montauk las moscas crecen más de la cuenta» un hombre prueba el ácido lisérgico en la ciudad de Berlín, y se sienta decepcionado en la Alexanderplatz al considerar que acaba de ser objeto de un timo. De pronto pasa una mujer con un perro en brazos que abre la mandíbula de manera descomunal, y entonces se da cuenta de que quizá no fue tan engañado como pensaba. En ese momento irrumpen en su cabeza unas aves de rapiña que esclavizan a un hombre que se les ha ofrecido voluntariamente, esta historia formaría parte de Gallinas de madera, el texto de Hrabal que quedó inconcluso luego de que se tirara por la ventana de la institución mental donde pasó recluido sus últimos años. Le sigue «En el ropero del señor Bernard falta el traje que más detesta» donde Bellatin narra sus paseos con el señor Bernard –trasunto de Robbe-Grillet–, con quien Mario Bellatin sostuvo uno de sus últimos diálogos públicos antes de su muerte. Abrumado por la ocasión, Bellatin tomó frases de la autobiografía de Robbe-Grillet como si fueran reflexiones propias, y a partir de esa comunión de ideas inducida logró convertirse en espectador de lujo de una exposición sobre lo mejor de la literatura francesa del siglo xx. Con su inconfundible estilo, en este relato testimonia aquel encuentro, poco tiempo después se enteró de la muerte del escritor francés mientras llevaba a cabo tareas propias de su profesión de agrónomo.