Libro de relatos (casi todos no breves) de Foster Wallace, con historias variadas y prosa densa y detallada. Como es habitual en él, los relatos se ramifican para crear muchos entornos diferentes, con divagaciones y explicaciones profundas, detalladas y muy interesantes. Puede que no sea el mejor primer contacto con el autor, pero si ya estás habituado a él, se disfruta mucho, una vez que se comprende que no todos los caminos tienen por qué llegar a algún sitio concreto, sino que hay que disfrutar del propio camino. Hay un relato sobre un niño dios tribal al estilo Rushdie, otro sobre las tácticas de marketing donde se ven trazas de La broma infinita, otro sobre el psicoanálisis y el suicidio muy revelador del mundo interior de Wallace, una curiosa y divertida historia de un artista de las deposiciones y mucho más.