Una historia bonita, interesante y real, por el contraste entre las dos culturas que les ha tocado vivir a tantos emigrantes chinos en Estados Unidos. Escrita en primera persona, la obra es prácticamente autobiográfica pues la autora va desgranando, con una prosa fluida y amena, una parte de su infancia que transcurre en los barrios de Brooklyn y Chinatown en el Nueva York de finales de los 70, mostrando por una parte las miserables condiciones de trabajo que sufrían los inmigrantes chinos (incluídos los niños) y por otra, su incapacidad para integrarse en una sociedad y en una cultura tan diferente en todos los conceptos a la suya, pero a pesar de la dureza de sus vivencias, Jean Kwok, quien a base de esfuerzo y talento consiguió salir adelante e integrarse en la sociedad escapando a su destino al igual que su protagonista, logra, con su estilo sencillo y directo, transmitir un mensaje optimista y esperanzador que hace que la novela se lea a gusto.
hace 12 años