Los relatos que componen este libro abren nuestros ojos al universo animal y nos invitan a contemplar sus seres. Admirados unos, temidos otros y desconocidos la mayoría, en estas páginas todos piensan, sienten y tienen conciencia de su propia finitud. Otros de los personajes son niños desamparados que han recibido en la calle apodos de animales, y al llevarnos a este doble mundo, el de los animales y el de los niños, el autor logra una riqueza de registros que va desde el reportaje a la fábula, sin que falten el humor y la ironía. Sobre un terreno tan propicio a las simplificaciones del saber popular, Sergio Ramírez asume la sobriedad del observador imparcial, y viene así a templar esa pasión fabuladora para hacer de estos personajes algo más que máscaras humanas.