Nicaragua, 1979. Ante la inminente caída de la dictadura somocista, Alirio Martinica trata de huir por mar. Es aprehendido por jóvenes combatientes del Frente Sandinista y llevado a juicio popular, acusado de participar, directa o indirectamente, en acciones criminales del régimen de Somoza, de quien llegó a ser secretario privado, «hombre todopoderoso en las sombras» hasta que hacia 1976 lo echaron del círculo íntimo en medio de confusas circunstancias. Ante sus jueces, todo un pueblo reunido en asamblea al aire libre, que con sus aplausos o su silencio dictaminará libertad o paredón, Alirio expondrá las razones por las que debe perdonársele; quizá cuente que cuando joven anhelaba para su país una revolución sin sangre, y que ya siendo funcionario de Somoza escondió en su casa a uno de sus amigos de facultad, el después comandante sandinista Ignacio Corral, pese a los terribles riesgos.