Ismaíl Kadare es uno de aquellos escritores europeos que sólo empezó a ser reconocido a partir de su exilio político en Francia. Por el compromiso ideológico de sus textos cuya intención es la de denunciar y reflejar las relaciones entre el individuo y el poder, las utopías y los mecanismos coercitivos del Estado. En el Palacio de los Sueños, escrito a mediados de los 70’s, con ciertos elementos que recuerdan a Kafka, Orwell o Huxley, el autor plantea una realidad en la que los sueños del pueblo son burocratizados por el Tabir Saray donde son analizados, catalogados, estudiados y adueñados por la maquinaria de un Estado opresivo y controlador, que obliga a los ciudadanos a recoger sus sueños por escrito y trasladarlos a una vasta red burocrática que alcanza todos los rincones del país. Toda la acción transcurre en un Estado que, presuntamente imaginario, presenta evidentes similitudes con la Albania y Tirana de la época, una sutileza que junto a otras sólo son apreciables si se realiza la lectura de una traducción comentada y anotada, como la de la Editorial Catédra, que permita al lector situarse en el contexto Albanés y la trayectoria del autor. Con esta obra, el autor destacar el valor de los sueños como una expresión del inconsciente colectivo del país, como algo poderoso y, por lo tanto, un peligro para el autoritarismo. "Hace ya largo tiempo que el mundo reconoció la importancia de los sueños y del papel que éstos han desempeñado y desempeñan en los destinos de los Estados y de quienes los gobiernan" (Kadare 1999:53)
hace 11 años