Prima hermana de novelas del tipo Madame Bovary o Ana Karenina, y que contra todo pronóstico ha acabado por calarme más que las otras dos. Digo esto, porque lo que me ha sucedido al leerla ha sido muy curioso:
-La empecé debido a la soberbia recomendación de Thomas Mann. Pero el comienzo me defraudó con una protagonista y un lenguaje un tanto "ñoños", tirando a cursilones y pasados de moda: Sensación de "dejá vu".
-Conforme avanzaba la novela, el asunto progresaba tan despacio y de una manera tan sutil que parecía siempre detenido en el mismo punto.
-Y así, por qué no decirlo, ligeramente aburrido y con ganas de acabar, llegué a las 50 ó 60 páginas finales. ¡Y qué páginas! Son de una elegancia y una sensibilidad absolutamente exquisitas. De modo que sólo cuando cerré el libro, emocionado, me di cuenta de lo que verdaderamente había leído: una obra maestra.