Conocí este libro gracias a la plataforma Derecho a Morir Dignamente (@derechoamorir ) que lo propuso para una de las múltiples actividades que realizan con el fin de formar y dar respuesta a muchas dudas que existen acerca de la eutanasia y temas relacionados con los cuidados paliativos.
Lo primero que debo decir es que me ha sorprendido mucho y para bien. Es el primer libro de Carrère que leo y seguro que no es el último, he descubierto a un escritor distinto y con un estilo propio y marcado que mezcla de una manera espectacular vivencias reales con opiniones y crónica periodísticas en algunos momentos.
Nunca es fácil tratar el tema de la muerte, pero en este libro, a pesar de tener partes duras, consigue acercarse a la problemática existencial sin sentir lástima de quien lo padece o de sus convivientes, sino que se va más allá, se trata de empatizar con los protagonistas y de contar la vida de las “víctimas” a través de los recuerdos de los demás.
El libro se podría dividir en dos partes, en la primera el autor habla de una manera corta y directa del tsunami que destrozó Sri Lanka en el año 2004, concretamente se centra en la muerte de una niña de 4 años y en dolor que sufre la familia, así como su evolución y vivencias en esos días en el país asiático.
En la segunda parte, el autor trata la muerte de su cuñada, una mujer joven que es magistrada en los Juzgados de Primera Instancia en Vienne, una pequeña localidad francesa y que lleva asuntos de deudas (derivadas de microcréditos) entre grandes prestamistas y pequeños particulares. Juliette, la protagonista, padece cáncer y en esta parte el libro se recrudece, siendo más duro si cabe que en la primera parte, contando las experiencias de la familia y amigos en torno a la enfermedad.
Aunque tiene grandes referencias a su vida profesional y, por lo tanto, algunos tecnicismos jurídicos, es un libro que lee bien y que engancha. De lo mejor que he leído en mucho tiempo.
INSTAGRAM: @loslectoresalvajes
hace 3 años
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