Nathaniel Hawthorne es justamente reconocido por la singularidad de sus alegorías y simbolismos, y también por su insólita capacidad de escrutar la psicología y la moral humanas. Sus escritos, de atmósfera enigmática, llevaron a Borges a compararlo con Melville y Kafka. Los relatos que conforman estos Cuentos contados dos veces—y que supusieron el comienzo de una fama que ha acompañado al escritor desde entonces—revelan, a través de sus personajes y situaciones, soledad y desasosiego, y, al cabo, una sensibilidad de turbadora vigencia.