Alexandre Dumas, el escritor europeo más popular del siglo pasado, nos trae con Capitán de lobos, una de las novelas menos conocidas del autor de Los tres mosqueteros, todo el aroma de los terrores de su infancia, de los días en que recorría ocioso y sobrecogido la inmensidad de los montes y bosques de Villers-Cotterêts -región boscosa al noreste de París de donde era originario- hasta el anochecer, cuando el viento hace gemir las ramas, y los árboles, semejantes a un océano, se agitan, cobran vida, te rodean y te envuelven en una terrible y total oscuridad, como la propia muerte. El bosque, en los tiempos en que el lobo era su rey absoluto, es el verdadero protagonista de esta novela, aunque es el joven Thibault, extraño ermitaño y fabricante de zuecos, quien vive en su misterioso territorio una serie de aventuras donde lo fantástico y sobrenatural se mezclan con el humor, el odio con el amor y el crimen con las hazañas heroicas. A pesar de la soledad en que vive el ambicioso Thibault, desfilan por la novela otros personajes relacionados con él, como la bondadosa Agnelette, el fiel y auténtico amor el ermitaño, el cruel señor de Vez, la atormentada condesa de Montgobert, en cuya mansión Thibault sufre experiencias estremecedoras... y los enigmáticos lobos que escoltan al extraño zapatero adondequiera que va.