Al tratarse de los inicios de la escritora, no hay tanta condensación de sentimientos, por lo que se desbordan sin llegar a emocionar del todo. Aún así, merece la pena leer los ocho relatos, porque muestran diversos tipos de relaciones. Unas son enternecedoras, otras destructoras. Además Kawakami emplea su estilo cotidiano en el que se esconde la aguja que puede que llegues a palpar, y entonces sabrás que no has perdido el tiempo leyendo el libro
hace 6 años