Que agradable es toparse con autores completamente desconocidos, y al leerlos, darte cuenta que el mundo está lleno de grandes escritores. Así me sucedió leyendo “Los amores de Nishino” de Hiromi Kawakami, que ahora sé, es una autora japonesa de las más leídas y galardonadas en su país. En “Los amores de Nishino”, Kawakami les da voz a varias mujeres que amaron, en diferentes grados y de diferentes formas a ese enigmático (pero envidiado, cuando menos por mi) personaje, soltero inalcanzable, seductor fascinante, elocuente y magnetico. Así, partiendo de sus recuerdos, Natsumi, Shiorii, Manami, Kanoko, Reiko, Tama, Subaru, Eriko, Sayuri y Ai nos van narrando la historia que cada una de ellas vivió con Nishino, y como si fuera un rompecabezas, cada narración nos hace conocer al conmovedor personaje, tan amado, pero carente de las herramientas necesarias para aprender a amar. “Los amores de Nishino” es una novela deliciosa, que nos habla “de la imposibilidad del amor, de la frustración de no poder o no saber amar, de la falta de reciprocidad en ciertas relaciones sentimentales. Un libro que nos habla del amor, pero también del deseo carnal, de la soledad y la incomunicación. Se las recomiendo. Hiromi Kawakami es una novelista de larga trayectoria y de un ya mayúsculo reconocimiento literario, como lo simboliza haber obtenido el Premio Tanizaki, por la magnífica obra “El cielo es azul, la tierra blanca”, donde se evidenciaba su estilo minimalista en las descripciones y la inmensa capacidad y sutileza para recrear la complejidad de las relaciones humanas. La escritura de Kawakami es aparentemente simple, transparente, y de una gran precisión y belleza. Su prosa tiene una gran capacidad de crear imágenes, de sugerir más que definir en detalle. Relatos todos ellos melancólicos y con grandes dosis de escepticismo sobre la posibilidad de intercomunicación entre las personas. Sus personajes, a menudo, son seres especiales, carentes de certezas, imprevisibles y siempre poéticos.

Quizá no tenga ni el aura ni el lirismo de una de sus mejores obras: "El cielo es azul, la tierra blanca". Pero si tiene ese toque suave, ligero y dulce, de resultado más que llamativo e embriagador. La prosa depurada de Kawakami es siempre de garantías. Todo un torbellino emocional en el que diez mujeres y un único hombre, expresan lo impredecible que es el amar y el ser amado, en este laberíntico mundo de desenfrenos y de pasión.