Este libro, inclasificable según algunos, fue rechazado por más de 120 editoriales antes de ser publicado por vez primera en el año 1974 y desde entonces se ha convertido en un Best Seller y en un icono de la literatura norteamericana e internacional, traducido a numerosos idiomas. A medio camino entre novela, autobiografía, libro de viajes y ensayo, ha sido calificado como una obra polimórfica que trata de filosofía, de educación, de moral, de estética, de diseño y hasta de metafísica. Y es que es un libro extraordinario, de imprescindible lectura, que narra el viaje en motocicleta de un padre, un hombre atormentado y desdoblado entre su yo del presente y su yo del pasado, al que llama Fedro (nombre tomado de una obra de Platón) y su hijo Chris. Ya solo los nombres de los dos protagonistas están cargados de simbolismo. Del recorrido exterior por USA, de la costa este a la costa oeste, la historia avanza también en un recorrido interior del hombre que se busca a sí mismo, en su pasado y en su presente y busca también una conexión con su hijo, superando la locura, las dudas, las frustraciones, rozando la genialidad. Busca también un sistema de pensamiento y una forma de vida que entrelace la filosofía oriental y la de la Grecia clásica, con el mundo occidental actual, cuestionando la herencia del pensamiento dualista platónico y aristotélico, para reivindicar a los denostados sofistas, herederos de la antiquísima línea de pensamiento no dual, ese pensamiento aún presente en la tradición filosófica oriental en el que todo forma parte de un todo, que no separa el cuerpo del espíritu, ni el bien del mal, ni lo femenino de lo masculino… Ese pensamiento desaparecido hoy del mundo occidental que defendía, como los sofistas, la areté, la calidad, la excelencia. Excelencia entendida como una combinación de cuerpo, mente y espíritu que busca la sabiduría, el equilibrio, y la multiplicidad de la verdad, cuestionándolo absolutamente todo, partiendo de la idea de que no existe una única verdad. Porque la pérdida de la areté o la excelencia en el mundo occidental, la pérdida del pensamiento no dualista, nos empobrece como seres humanos y empobrece nuestra percepción de la realidad.
hace 5 años