Carlos Salem reaparece con nuevos relatos plagados de bares, humo, mujeres fuertes y hombres que no lo son tanto como aparentan. Son historias en las que los retos se toman o no, dependiendo del número de cerillas que el azar decida poner en tu mano, historias en las que siempre queda un brindis por hacer. Y en todas ellas, sin duda ejemplos vivificantes de ese género que Salem ha acertado en llamar cerveza-ficción, (incluso el titulado El petiso milonguero, donde un tal Gardel se encuentra con un tipo que quiere que interprete sus tangos en alemán)...