«Entonces, cuando el futuro se había vuelto muy corto y se me escapaba de entre los dedos con la inexorabilidad con que cae la arena en una clepsidra, me sorprendía con frecuencia pensando en el pasado de mi existencia: buscando allí las respuestas con las que sería justo morir. Por qué había nacido, por qué había vivido, y quién o qué había plasmado el mosaico de personas que, desde un lejano día de verano, constituía mi Yo». Así arranca la extraordinaria epopeya de la familia de Oriana Fallaci y la que constituyó su novela póstuma. Esta fascinante saga lleva al lector desde el último tercio del siglo XVIII hasta finales del siglo XIX y permite a la autora regalarnos un retablo de personajes inolvidables que pueblan la Italia revolucionaria de Napoleón, Mazzini, Garibaldi o Víctor Manuel II. Personajes como Carlo que quería plantar vides y olivos en la Virginia de Thomas Jefferson; Francesco, marino y negrero; Giovanni, soldado, revolucionario y obsesivamente enamorado de Teresa; Giobatta, aspirante a escultor y que acabó participando como voluntario en la sangrienta batalla de Curtatone y Montanara. Y es también la historia de mujeres tan indómitas como Caterina, quien, para que su futuro esposo, Carlo Fallaci, pueda identificarla, acude a la feria de Rosìa con un sombrero lleno de cerezas y con la única esperanza de que el hombre que la despose le enseñe a leer y a escribir.