Éstas son las reflexiones de un clásico de la literatura cuya preocupación por la religión le llevó a acercarse a los textos religiosos, pero siempre desde una postura muy particular. Se combinan aquí su increíble capacidad narrativa y su inmenso vocabulario con su gran inteligencia, para dar como resultado una visión totalmente original y conmovedora de esta parte de la Biblia que es pura poesía, y que Lewis reivindica como tal. «... escribo de aficionado a aficionado comentando las dificultades que me he encontrado, o los conocimientos que he adquirido, al leer los Salmos, con la esperanza de que esto pueda interesar, e incluso en ocasiones ayudar, a otros lectores inexpertos.»