Raíces rubias echa la vista atrás para darle la vuelta a la historia. Bernardine Evaristo recuerda el esclavismo que sufrió la población africana, secuestrada y torturada, con el Nuevo Mundo como destino. La diferencia es que en la obra de Evaristo los esclavos son blancos que sufren la crueldad de sus amos negros.
La novela se abre con su protagonista, Doris, recibiendo una nota en la que se la cita en un lugar para tratar de huir. Solo que Doris ya no Doris: fue rebautizada como Omorenomwara tras ser comprada. Fue raptada en Inglaterra cuando era tan sólo una niña, mientras jugaba con sus hermanas. Ahora es una mujer que lleva años soñando con escapar de su infierno en Nueva Ambossa y volver a casa.
or medio de una escritura directa y accesible, la autora realiza esta vuelta de tuerca a la historia de tantos esclavos. Se intercalan pasajes referidos a los primeros años de Doris como esclava con sus actuales ansias de libertad. Incluye, incluso, capítulos en los que se muestra la perspectiva de un esclavista, convencido de la legitimidad de su tarea y de la inferioridad de la población blanca.
Evaristo es también autora de Niña, mujer, otras, una obra excelente con la que ganó el prestigioso premio Booker 2019, que compartió con ni más ni menos que Margaret Atwood. Este hecho es indicador de la calidad de la prosa de Bernardine Evaristo, sencilla pero contundente.
Ingeniosa y brillante, Raíces rubias realiza una punzante relectura de uno los acontecimientos más abominables de la historia de la humanidad. Un libro que todo el mundo debería leer. (Ana Rayas, 26 de abril de 2022)