En esta colección de cuentos futboleros, corregida y también aumentada (con la inclusión del portentoso relato titulado "Campitos"), Sasturain documenta aquello que sostenía en sus años de joven recién llegado a Buenos Aires: lo suyo en la vida iba a tener que ver con la literatura y el fútbol. En Letras (y en una obra radiante, que cuanto más se dispersa en términos genéricos resulta más personal, más, diríase, sasturánica) le fue bastante mejor que en la prueba que hizo en San Lorenzo y en su breve paso por Lanús. Colgó los botines enseguida, se pasó a este otro rectángulo de juego y estos relatos son la evidencia palmaria (como diría un relator atascado en el lugar común) de lo bien que hizo.