Instalado en los últimos compases de su vida, el capitán Turnstile rememora los extraordinarios acontecimientos que dieron inicio a su larga y fructífera carrera de marino. A sus catorce años, de padres desconocidos, John Jacob Turnstile es un chico alegre y vivaz que se gana el sustento de forma no muy honrosa por las calles y mercados de Portsmouth. Justo cuando está a punto de dar con sus huesos en la cárcel, surge una última tabla de salvación: embarcar como ayuda de cámara del capitán en un navío destinado a una importantísima y exótica misión. El capitán es William Bligh, la nave es la fragata HMS Bounty y el destino, Tahití. Así pues, a lo largo de este apasionante relato, el grumete Turnstile no sólo nos ofrece una versión muy distinta del capitán Bligh y del insubordinado Fletcher Christian, sino también nos dibuja con encomiable realismo un variopinto retablo de personajes que entretejen un denso entramado de relaciones personales. Tras el fabuloso éxito de su novela anterior, El niño con el pijama de rayas, John Boyne vuelve a mostrar su particular don narrativo con otra novela diferente, en la que el motín más famoso de la historia es el vehículo idóneo para sumergir al lector en un complejo microcosmos donde el juego de la ambición, el poder, las jerarquías, la lealtad y el valor reflejan con inusitada precisión toda la miseria y la grandeza de la condición humana. Aquel legendario episodio ha inspirado libros, poemas (lord Byron le dedicó uno, por ejemplo), varias películas célebres (con actores como Errol Flyn, Clark Gable, Marlon Brando, Charles Laughton, Anthony Hopkins o Mel Gibson) e incluso un episodio de Los Simpson.