Me ha gustado mucho la novela de la nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, que nos muestra la realidad biafreña como nunca nos la habían explicado. Biafra nos recuerda las imágenes de los niños con barrigas infladas por la desnutrición y los parásitos y los ojos inexpresivos del hambre extrema. Medio sol amarillo relata la experiencia de una mujer de clase alta de aquel enfrentamiento que también se conoció como la guerra civil nigeriana. La historia de Olanna nos acerca a una intelectualidad biafreña que soñó con una independencia que podría hacer que la sociedad fuese más justa. La vida plácida de la familia de Olanna se desarrolla en una Nigeria en la que igbos, hausas y yorubas conviven, se casan, se frecuentan, se relacionan, forman familias, comparten trabajos. De la noche a la mañana se convierten en enemigos irreconciliables que se matan despiadadamente y que se odian hasta extremos insospechados. Los personajes son humanos y, por lo tanto, contradictorios, ninguno es intachable: los que parecen más fríos y distantes acaban implicados emocionalmente hasta el fondo y los que se presumen de pedigrí acaban no pudiendo esconder sus bajezas egoístas.
hace 3 años