Bajo el título de Martes de carnaval agrupa don Ramón del Valle-Inclán tres esperpentos; Las galas del difunto, Los cuernos de don Friolera y La hija del capitán que, de ese modo, cobran un nuevo sentido unitario como visión de un espejo deformado de un cuarto de siglo de vida española. Como en un gran cuadro, vemos moverse unos fantoches de carne y hueso que constituyen la representación desorbitada de unos muñecos históricos en una sociedad inconsciente hasta el espanto.