Los otros días es la historia de un director de orquesta que, a causa de la enfermedad de Parkinson, no puede continuar la labor a la que ha dedicado toda su vida y regresa a su tierra, para terminar de envejecer. La música ha sido el pilar fundamental de su existencia, y ni su condición de sacerdote ni su vinculación a la masonería pudieron postergar esta vocación primera. Desde este retiro en que se pierde y recobra la verdadera dimensión de los otros días, el protagonista se abre a un espacio de extrema sensibilidad ante lo exterior y lo interior, y rehace su relación con el recuerdo, con la belleza, con la luz, con la lluvia, con las pequeñas cosas. Lentamente comprende que la felicidad va unida al mero hecho de existir, que asoma tras esas acciones simples que en nuestra cotidianidad suceden: respirar, comer, mirar, oler, pasear La fuerza telúrica de la tierra gallega, la sorprendente aparición de Xana y la maliciosa jocundia del tío Álvaro serán el contrapunto de la degradación psíquica y física que la enfermedad conlleva. Premio Nadal 1991.