Reme, la protagonista de esta historia, es una mujer de baja extracción social, que ha asistido con su vida al nacimiento y al crecimiento de un barrio de los arrabales, extramuros, en casas de protección oficial donde se ha concentrado la población menos afortunada. Su vida ha sido triste, dura, carente de alicientes y sin medro ni expectativas. Un día, por error, una caja de libros llega a su domicilio, y decide quedárselos. Entre las páginas de Baroja, Ortega y Gasset, Galdós... en lo que era una vida vacía aprende a mirar la circunstancias de otra manera, a soñar en cambiar la realidad más próxima e inmediata. Y así, cuando el concejal del distrito prohíbe tender la ropa en las ventanas exteriores, abandera una revolución insólita. Este es el argumento a grandes rasgos, pero Los libros repentinos es una novela caleidoscópica que abarca muchísimo más. Algo patente en la prosa de Pablo Gutiérrez, directa, visceral, que parece que susurra con energías al oído y que trata de soliviantar y mover, una prosa enérgica que bebe de aquellos fragmentos de los libros repentinos que transforman el ser de Reme, y con ella, del barrio. Y queda lo mejor: el increíble dibujo de esa sociedad de los arrabales, de sus habitantes, de un mundo tan reconocible como descarnado, donde cada uno de sus personajes, lejos del estereotipo —pero tan próximos que podemos ponerle la cara de alguien que conocemos— conforman una novela, en última instancia, coral y de un empuje crítico muy potente. (Carlos Cruz, 27 de abril de 2015)
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