Un hombre aparece muerto de una cuchillada en el vientre. Pasan los días, y la policía no encuentra el arma, no tiene sospechosos ni conoce el posible móvil. El inspector Morse se impacienta y asume personalmente la investigación. Pronto, una desconcertante información sobre el caso lo lleva a Oxford, en concreto a un antiguo empleado de la universidad que ha desaparecido poco después de producirse el robo de un cuchillo en un museo. Con el hallazgo de un segundo cadáver, se perfilan varios sospechosos, y Morse se ve en una encrucijada sin solución aparente.