Sentimientos encontrados con este libro. Por un lado, me fascina la capacidad de Almudena Grandes de transmitir con las palabras lo que está ocurriendo en un momento, con todo detalle, para conseguir removerte por dentro, ponerte en la piel de los personajes y hacerte sentir como ellos, y de escribir siempre sobre lo que quiera, sin tapujos. Por otro lado, la historia no ha terminado de gustarme, lo que no quiere decir que sea mala, sino simple cuestión de interés. Es cierto que es una verdadera novela erótica, con situaciones bastante explícitas y extensas, no un acercamiento tímido como otras (y no me refiero a las suyas); sin embargo, no me han divertido por la frecuente dureza y deshumanización que mostraban, enseñaban placer pero no siempre alegría, algo que sí ocurre en Castillos de Cartón. Lulú me parece una chica perdida y triste, aunque su carácter me tiene ganada; Pablo, un caradura de cuidado: la quiere, pero como él quiere; los últimos capítulos han sido de lo más desagradable que he leído. He de decir que, en general, he estado bastante entretenida y con ganas de seguir la historia, hasta este momento final, de ver cómo cambiaba la mentalidad de los jóvenes españoles tras la dictadura, la búsqueda de rumbo cuando pierdes a (la que tú crees) tu mitad. Leeré el prólogo de Grandes porque me crea gran curiosidad saber lo que opina ella de este libro y me parece que debió de ser una tía muy guay.
hace 1 año
4
0