Todo en la vida (una sociedad, una persona, un pasado...) tiene dos caras: una 'buena' o 'agradable' y lo opuesto. Ninguna parte es mejor que la otra, simplemente se conjugan para completar la realidad que nos rodea. La pluma de Bukowski es la herramienta más eficaz e increíblemente precisa para detallar esa parte 'desagradable' de la realidad, ese realismo sucio, o lo que algunos llamarían 'la puta realidad'. En esta obra, Bukowski nos muestra en el fondo del telón unos EEUU a principios y mediados del siglo XX (crack del 29, II Guerra Mundial, la expansión de los totalitarismos, hundimiento del Pearl Harbour, recesión económica, paro, pobreza...) con un personaje principal, Chinaski, su álter ego, cuya vida está marcada por el signo de la desgracia, los vicios, la falta de cariño y las contradicciones de una sociedad sumida en la pobreza producto de la Gran Depresión que no quiere asumir su condición material y económica (ésto último personificado en su padre que, estando en paro, se iba cada mañana temprano de su casa para que sus vecinos creyeran que tenía un empleo). Es un libro que nos hace gozar la fatabilidad, que tiñe la realidad más turbia de un atractivo que sólo puede crear este maestro de la escritura universal.
hace 9 años
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