¡Preferiría mil veces ir a un convento! Ésa no ha sido su primera opción, pero la escocesa Seonaid Dunbar -que ha sido educada como un guerrero bajo la tutela de su padre, al igual que su hermano- prefiere ponerse el hábito antes que tener que matar a Blake Sherwell con su espada -que es lo que va a hacer si la obligaban a casarse con él-. No... ella no caminará sumisa hacia el altar, ni jurará obediencia a ese hombre al que la Corte inglesa llama "Ángel". El pelo dorado y los ojos azules no demuestran la valentía de ningún hombre. Además, en Inglaterra no existe nada parecido a los ángeles... sólo hay demonios, y existen muchas formas de eludir a un pretendiente venido del infierno, aunque sea el mismísimo rey Henry el que ha ordenado el matrimonio. No, la futura condesa de Sherwell no se quedará bordando en el castillo a la espera de que su marido llegue, como Blake piensa que hará. Ella escapará a su fortaleza y preparará su plan de defensa. Espadas y besos... esta guerra requiere todas las armas disponibles y la persecución está a punto de comenzar.