Es la primera novela que leo de este autor, y me he llevado una grata y agradable sorpresa. A través de las impresiones personales de tres hermanos bastante dispares, Héctor Abad Faciolince hace un prodigioso balance sentimental sobre lo que es el sentido de la propiedad o de la querencia. La tierra es ese remanso de dichas, de buenos recuerdos y de felicidades; pero también es ese pozo brumoso calado de desgracias, de tormentos y de ferocidades. Una foto cruda y luminosa de lo que inevitablemente sigue siendo el día a día de la vida de Colombia: en el que los desafueros de la guerrilla, los abusos de los paramilitares y la mirada hacia otro lado de una sociedad atemorizada a la par que corrupta, casi nunca cambia. Narrativamente el libro tiene una excelente calidad. Faciolince es un gran escritor, por el que definitivamente hay que apostar.
hace 9 años