Tomás, en viaje de turismo por Tailandia, le acomete una fiebre hemorrágica. A partir de ese momento, su vida queda sujeta a los designios de una fatídica leyenda indígena según la cual «las enfermedades nunca pueden curarse, o en todo caso sólo pueden curarse con la muerte de otro». Al salir del hospital, aún convaleciente, Tomás accede a viajar a Nong Khai, donde ha de entregar un enigmático mensaje a una vieja cantante oriental dedicada al tráfico de piezas de arte antiguo. En el camino conocerá a la víctima en la que fatalmente se cumplirá el presagio.