El argumento del libro se desarrolla en un edificio burgués de París, en el que viven las dos “solitarias” protagonistas. Por un lado está Renée, que lleva años como portera del edificio y oculta su verdadero ser. Por otro está Paloma, una niña de 12 años con una peculiar visión del mundo. La aparición de un nuevo vecino alterará la vida rutinaria en el inmueble y en particular la de las dos protagonistas.
Narrada siempre en primera persona y estructurada en capítulos cortos, en la novela se alternan los capítulos en que habla la portera y las ideas y diarios de la niña. Me ha gustado pero no mucho, aunque me parece un libro interesante. Me han gustado los personajes y sus historias, la dosis de humor que muestra a menudo y algunas referencias literarias y filosóficas. En cambio creo que la autora ha exagerado con las reflexiones filosóficas, hay demasiadas, a veces no vienen al caso y se hace pesado seguir leyendo. El personaje de la niña también me ha parecido bastante inverosímil. Y el desenlace del libro es desconcertante, en mi opinión es un final demasiado fácil y precipitado. Es una lectura que no recomendaría por lo peculiar, creo que es difícil acertar a quién puede gustar y a quién no.