Este libro me ha dejado con una sensación de melancolía. Han Kang logra transmitir la soledad de sus personajes con una prosa pausada, delicada y cargada de sentimientos. No es una historia propiamente envolvente, quizás por eso no sea del gusto de todos, pero que invita a habitar el dolor y la vulnerabilidad de sus personajes. La sensibilidad de este libro devora, por eso le doy un ocho, su historia es sencilla, no por eso es fácil de entender, supongo que la escritora deja que se comparta un ápice de esa frustración de quien no puede hablar y de quien no puede ver con el lector.
hace 3 meses
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