Cuando Ricardo llega a casa con un inseparable, la vida de su familia se adapta al nuevo miembro. Hay que criarlo, sacarlo de la jaula para jugar con él, darle de comer,... Es imposible dejar de mirar las gracias que hace. Llegarán a tomarle tal cariño que no verán que el inseparable ya no es esa mascota tan adorable que un día fue.