Se trata de una novela breve en la que la autora imagina el posible encuentro entre el pintor Doménico el Griego, el Greco, y el poeta Luis de Góngora. Ambientada a comienzos del siglo XVII y narrada desde el punto de vista del poeta, la historia se inicia con el viaje del autor cordobés a Toledo para visitar al pintor, por el que siente una gran admiración. El encuentro con éste no se produce hasta casi la mitad del libro, pues se intercala la descripción de los preparativos y el viaje en sí, además de los pensamientos del escritor sobre diversos temas, tanto circunstancias personales vividas como la realidad social de la época.
La visita a la vivienda taller del Greco fascina a Góngora, y se detallan minuciosamente las sensaciones y reflexiones que le provocan los cuadros que ve, así como la conversación que mantienen los dos artistas, uno del pincel, otro de la palabra. La autora se sirve de cierta afinidad existente entre ambos personajes, como el atrevimiento y su afán de búsqueda e innovación que los caracteriza, para acercarnos brevemente a las dos figuras, en especial a las pinturas del Greco, aunque también se intercalan fragmentos de los poemas de Góngora a lo largo de la novela. Sólo me ha faltado poder ver los cuadros de los que se habla mientras leía, pero con una conexión a internet cercana es algo que tiene fácil solución.
Novela muy bien escrita, con un lenguaje muy apropiado y bien ambientada históricamente. Lectura interesante y recomendable.