Relato sencillo, sutil y emotivo, en el que, sin pasar gran cosa, pasa de todo o, más bien, pasa la vida. La relación entre abuela y nieta viene lastrada por el pasado, en el que ambas ( y no solo ellas, sino los demás personajes de la novela ) permanecen ancladas, incapaces de dejarlo atrás y seguir adelante, situación verdaderamente preocupante sobre todo en el caso de la nieta, incapaz de iniciar su vida o incluso de pensar en ella.

La novela cuenta la historia de una joven irlandesa que, a la muerte de su madre, regresa a su país natal desde Francia con la intención de instalarse en la casa de su infancia, junto a su abuela paterna. Sin embargo, desde un primer momento es evidente que la abuela se siente incómoda con la presencia de su nieta, a la que no perdona su lealtad hacia su madre. La novela recoge de forma muy sutil la tensión familiar que existe entre ellas, especialmente porque ambas mujeres adoptan una actitud un tanto pasiva (la abuela, escudándose en sus años y en su vergüenza social, la nieta por la timidez y la culpabilidad que le impiden adoptar una postura enérgica). Por esa razón, se espera un enfrentamiento que las dos eluden en todo momento, o que abandonan en cuanto lo inician, prolongando la situación a lo largo de la novela. La narración mantiene con habilidad ese equilibrio entre los personajes, y presenta al pasado como un obstáculo que se interpone en el presente, no sólo de las protagonistas, sino también de otra mujer, amiga de la abuela.